martes, 16 de abril de 2013

Desarrollo del niño en el primer año

Es mi deseo iniciar una serie de notas informativas, para que los padres aumenten sus conocimientos con respecto a su hijos y la primera información es respecto al desarrollo evolutivo de los niños,  del cual existen varias y diferentes opiniones, lógicamente aceptables pero diferentes de acuerdo al entorno y el ambiente de cada uno. El enfoque que daré a mis notas es primordialmente motriz y si bien existen otras áreas de desarrollo, las mencionaré superficialmente para completar las notas.


De acuerdo a mi experiencia, debemos analizar distintas etapas para poder tener puntos de referencia y saber cuándo se aparta o no del patrón de normalidad.

Desde el nacimiento hasta los cuatro meses, la dependencia es total, la presencia de la madre es imprescindible, y la atención es indispensable.

Esta etapa se llama de adaptación, es el momento en que el bebe, si bien depende total, absoluta y enteramente de la madre, debe realizar cosas por si solo, cosas que no existían en el vientre materno: respirar, comer, dormir, evacuar, siente frio, calor, hambre, sueño, comienza a ver la luz, la oscuridad, oye una innumerable sinfonía de sonidos, huele a la madre y otros olores, desarrolla el tacto, sabe que su madre está a su lado, o no está. En pocas palabras, se debe adaptar al nuevo mundo.  

De los cuatro meses al año, la vinculación o apego están más construidos. El niño necesita la presencia constante y permanentemente de la madre, no puede todavía recordarla contantemente, si la ausencia es muy prolongada, se olvida quien es ella..

El niño a esta edad reacciona ante las separaciones de corta duración con distintas manifestaciones. Se puede alterar el sueño, su alimentación, pueden aparecer signos de ansiedad ante la separación, de rechazo (algunos autores lo denominan síndrome del abandono), inclusive  el niño puede manifestar conductas de rechazo, como no mirar a la cara a la madre, como si no quisiera reconocer que está, ya que puede volver a fallarle y desaparecer de nuevo.

De uno a tres años,  se va constituyendo poco a poco el vínculo con la persona, en este caso la madre, y esto quiere decir que puede recordarla sin que tenga que estar presente de forma concreta. Sabe quiénes son sus padres. Tiene una percepción muy rudimentaria y simple del espacio y del tiempo.

Por ello, para el niño de esta edad, una separación breve puede hacerse permanente, una tardanza en la alimentación puede ser enorme y algunas pruebas pueden producir mucha angustia.

 El lenguaje se va desarrollando poco a poco y en los primeros momentos hay un lenguaje comprensivo, el niño entiende todo lo que se le dice pero él no ha conseguido todavía tener un lenguaje expresivo. Todavía no expresa las cosas con palabras sino que lo hace con gestos, señalando lo que quiere. En esta edad existe un pensamiento mágico e ilógico y ante distintas pruebas dolorosas que se le tengan que hacer puede pensar que son consecuencia de su mal comportamiento.

A esta edad, el niño pasa por dos etapas, ’’la de la expansión de su subjetividad y la de la exploración de la realidad externa, que coinciden, en general, con la edad del jardín de infancia y los años preescolares”.

 Durante el primer año el niño es totalmente egocéntrico, y evoluciona rápidamente para ir integrándose poco a poco en el mundo que le rodea, convirtiéndose en un ser sociable.

En este desarrollo, la maduración psicomotriz es decisiva, determinante y perentoria. Cuando el niño cumple ocho meses, debe gatear correctamente. En este momento existe una correlación correcta entre su edad cronológica y su edad neurológica. Su mente y su cuerpo están en total EQUILIBRIO.

 

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